domingo, 10 de abril de 2022

Dos o tres planos que vi de Femme Fatale

Hilo en Twitter: https://twitter.com/marianomorita/status/1512807352872980489

Este hilo se va a enfocar en los primeros planos de Femme Fatale (2002) pero se va a mezclar con algunas otras cosas. Nadie integra tantas ideas y sentidos con el nivel de síntesis y organicidad de Brian De Palma.

El primer indicio de que se está mirando como cineasta es esta primera metamorfosis, pasar de no saber qué estamos viendo a afinar cada cosa presentada, cada cosa en su ritmo, en un nuevo mundo. Una mujer desnuda viendo, en Francia, una película policial clásica norteamericana.

Primero hay sólo audio, luego la imagen de Barbara Stanwyck, y se va de adelante hacia atrás. La textura del televisor, el reflejo de alguien que mira. Cuando aparecen subtítulos en francés todo el universo cambia.

No hace falta conocer la película de Wilder para saber que Stanwyck es una mujer fatal, y la mujer desnuda que mira sugiere una relación de espejo. El misterio de ese reflejo va a ser la película entera.

Noir es una palabra francesa, un género americano bautizado en Francia, luego todo el cine americano sería abrazado allí. En 1963, Jean-Luc Godard también introduce a su heroína de espaldas frente a un espejo, y un ángulo que invita a descubrir, con dificultad, un rostro.

La invitación a mirar es clara en ambas, espiar a la bella mujer como si quisiéramos desafiar al emplazamiento de cámara. Sobre eso había un gag en Les Carabiniers muy divertido, con una mujer en la bañera y un espectador de cine saltando en la sala intentando verla desde arriba.


Cuando llega el segundo personaje el universo se sigue ampliando, pero todo lo que se dice es en código. Códigos de ficción, de "misión imposible", de aventura extraordinaria, donde hay héroes y villanos.

Entonces Laure Ash también vive todo eso, pero también se cuelga mirando a Barbara Stanwyck y Fred McMurray porque es una película que está por llegar a su climax. Como mujer fatal tal vez tenga un talón de Aquiles cinéfilo, en tanto cinefilia es mirada y conmoción.

El cachetazo del hombre (que luego será engañado) va con esa intención, que deje de soñar. En Femme Fatale sueño y cine van a ser lo mismo, pero no gratuitamente, lo serán en la medida en que el posterior sueño de Laure le permita en tanto cine poder auto-pensarse.

Hasta ahí fue el plano 1, pero lo retomaremos. El 2do es apenas una presentación del festival, pero encudrado por una cortina que se abre. Nos conecta al tercero, compuesto de la misma manera, con un presentador en otra pantalla y activando un movimiento también hacia atrás.

Ahora podemos volver más cómodos a hablar de Francia, de la Nouvelle Vague y del policial americano. Primera organización: por un lado la fiesta del cine arte, por detrás, apenas visto por una criminal escondida y sin fiesta, el cine clásico de Hollywood.

El festival de Cannes los vincula a ambos: fue hogar de la Nouvelle Vague que a su vez encarnó aquella cinefilia contracorriente de los Cahiers, tal vez uno de los motivos por los cuales todavía se emiten en Francia películas americanas subtituladas.

Hacer el robo estilo Misión Imposible dentro de la Cinemateca Francesa hubiera sido un subrayado ya excesivo frente a lo directo de esta irrupción al festival.

Además ya rápidamente aparece otra idea, el plano se aleja y la transmisión del presentador es vista desde el mismo cuarto donde los guardias monitorean las cámaras de seguridad.

Acá De Palma es explícitamente reflexivo: una gran imagen de un gran espectáculo despliega otras 9, más pequeñas, ocultas, de vigilancia y control. Hermandad total entre una cosa y la otra, hijas del mismo cinematógrafo.

Y además, agrega, aún sin cortar, las interacciones entre la 1 y las 9, con los guardias dejando ese costado del cuadro para correr a ver las tetas de la modelo de la alfombra roja.

El plano termina ahi, con uno de los guardias sabiendo todo eso que De Palma mostró con cine, como parte de un equipo que usará todo eso a su favor...

Una imagen de Cannes en la TV pone al señuelo de la operación ante los guardias, que no ven (ni tampoco nosotros ni el otro guardia) lo más importante: la interacción y complicidad entre la modelo y Laure.

El asalto al festival es una de esas "set pieces" de De Palma que ostentan cine al mismo tiempo que operan. El director de Misión Imposible derrocha americanismo en un festival que proyecta un plano del agua.

Si del plano del agua puede montar un espectáculo, se yuxtapondrá entonces a otra lógica del espectáculo. Más adelante será en otra agua, inmiscuida en una trama policial, donde Laure culminará el relato de su verdadera salvación.

De Palma está repleto de reflexiones, pero para integrarlas siempre es necesario entrar a un relato. Sólo podemos hablar desvíos en la mirada si también somos nosotros los que deseamos mirar y nos permitimos caer.

En ese sentido, toda su filmografía es una puesta en práctica de las reflexiones críticas de Godard, cuya mera existencia en tanto práctica de relato las convierte más bien en una crítica a Godard o, en otros términos, su implementación superadora.

Si Godard, particularmente en sus contemporáneas Historia(s) del Cine, recurría al montaje de intertextos como forma revelar el caracter trágico de la historia del cine, De Palma se encargará de producir su integración alla Griffith.

Una imagen de Barbara Stanwyck, texto en francés, y la Venus del Espejo de Velazquez, pueden ser un serie de yuxtaposiciones racionales o, en el mejor de los casos, la primera escena de un thriller erótico.


Una imagen de, como decía Godard, el cine de la "vaga novedad" (Une vague nouvelle), vinculado a 9 pantallas de cámaras de seguridad (casi como haría un Farocki), vive en De Palma como parte de la intriga.

Femme Fatale es infinita, el tipo de película donde cada plano contiene a todo el resto fuera de campo. Luego de esto sigue y habrá tanto sueños cinéfilos como distintas maneras de pararse frente a ellos.

Al final del día, si ponemos algo de orden, todo eso que se piense o se diga sobre las imagenes, sueños, relatos o el cine mismo, estará subordinado a otra cosa: caídas y redenciones.

El cine puede estar maldito y De Palma siempre fue trágico por excelencia, pero así como en la película hay un pequeño lugar para un rayo de luz, también se prueba que el cine todavía puede pensar.

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