
Para A Sala Llena | Sobre Still/Born (Brandon Christensen, 2017)
Hay un territorio donde el cine de terror puede entregarse por completo a la impresión y al susto de una manera muy sencilla. Allí se puede ser muy efectivo si es que la propuesta se limita a cargar de una constante tensión al espectador. Se trata de una zona donde siempre se está al borde del golpe bajo, y consiste en poner niños pequeños (o bebés, como en este caso) en un visible peligro de muerte. Es una herramienta, aunque muy cercana al comodín.