Para La Vida Útil | Diciembre de 2018
UNA PELÍCULA
Downsizing (Alexander Payne)
Inesperado, porque nunca me interesó mucho lo que hacía Alexander Payne. Sobre Downsizing ya dije algunas palabras en la encuesta de A Sala Llena y en la de B.S.O. (Banda Sonora Original). La película se desarma a sí misma, e invierte lo que propone desde su trailer. Ahí hay de entrada un ejercicio consciente de elección de su espectador, pero no en vano. Si al principio podemos conectar con un sueño tecnocrático de bienestar, al final, luego de torcer la película hasta desenterrar una mirada más honesta, el centro de la cuestión es la pura empatía. Finalmente de la complejidad innecesaria se pasa a algo simple y directo, tal vez previamente desdeñado. Es la mejor película del año porque, entre otras cosas, sabe a qué publico buscar, lo encuentra, lo lleva al cine y le enseña sin insultarlo. Es noble.
UNA CANCIÓN
I’ve Been Everywhere (Hank Snow), en The Mule (Clint Eastwood).
Acá hay algo de trampa porque The Mule no se estrena hasta enero. Sería de 2019. Pero no puedo evitar querer explayarme un poco. Además de que la escena es extremadamente satisfactoria, con un Clint de 88 años cantando por la ruta mientras viaja, la canción, su tono y su letra, van perfectamente de la mano con la película. En una de las primeras secuencias, Clint es abordado por un reclutador del cartel, que nota la cantidad de calcomanías en pegadas en el vidrio trasero de su vieja camioneta. Son todos los estados por los que su dueño condujo. Clint estuvo en todas partes, pero no se trata solo de la experiencia sino también de la manera. Cuando el personaje tiene su humorístico encuentro con las motociclistas lesbianas, describe a una de las motos diciendo que anduvo en una de esas hasta gastarla por completo. Una de las taglines de The Mule dice “Nobody runs forever”. En un ambiguo inglés sugiere al verbo “run” como escape, pero también puede referir al funcionamiento de un objeto. Como si ningún objeto funcionara para siempre. Dentro ese plan crepuscular que tiñe toda la última parte de la filmografía de Eastwood, The Mule puede mostrarse como la consciencia trágica del desgaste, donde cada viaje como mula puede ser una de sus películas, todas por las que Eastwood pasó, como si fueran los estados que la letra de la canción enumera. Pero el tono musical es alegre, irreverente, cómico, en un código que podría compartir algún jubilado al que ya todo puede chuparle un huevo.
Si consideramos que esta canción no vale, entonces:
Starless de King Crimson, durante los créditos iniciales de Mandy (Panos Cosmatos).
La película me parece apropiada para una elección músical y no cinematográfica. Es un juego plástico, superficial, caprichoso, pero sin aires de superioridad. Mandy es un conjunto de estéticas separadas provenientes de distintos lugares: la cultura del black metal, del hippismo, del LSD, y del terror cósmico. De todos estos puntos, Mandy toma la parte estética produciendo una experiencia plástica. Es una película que no intenta valerse de una narración fuerte y cargada de un sentido obtuso, pero que al mismo tiempo elige explotar un relato mínimo de venganza, sin desprecio por el terror, aunque inevitablemente limitado en su capacidad de construcción de sentido cinematográfico. Su máximo disfrute encaja tal vez con una apreciación musical. En tiempos donde el terror se va adornando de snobismo y falsa intelectualidad, Mandy al menos le trae un poco de calor a tanta frialdad.
UN DOBLE PROGRAMA
Bodied (Joseph Kahn) y 8 mile (Curtis Hanson)
Dos películas sobre batallas de rap y con participación de Eminem. Fácilmente emparentables, pero difícilmente Bodied esté a la altura de 8 mile, que sin humor cínico logra el doble, además de la participación directa de Eminem y unos de sus mejores raps registrados en el film. Bodied arma algunos personajes y conflictos sólidos, pero caricaturiza otros dejando ver su risueña necesidad de molestar. Al final termina siendo muy buena, y con sus créditos finales hasta parece que nos invita al doble programa, a ver de nuevo la de verdad.
UN DESCUBRIMIENTO
Of Unknown Origin (George P. Cosmatos, 1983). Llegué por el apellido del director, que es el padre de Panos, el de Mandy. Su cine es totalmente diferente y superior al de su hijo. El motivo del relato es simple: Peter Weller tiene una rata enorme en su casa y necesita sacarla, matarla, hacer algo al respecto. Es una película clase B donde la rata está filmada de verdad la mayor parte del tiempo, y donde la casa se destruye de verdad, y al mismo tiempo es también la destrucción de la idea de hogar de un prototipo de neoliberal ingenuo. Esta película se adelanta 6 años a El séptimo continente de Haneke y la destruye antes de que exista, con altura y cine, como se debe.
UN REENCUENTRO
Rainer Werner Fassbinder y Yasujiro Ozu.
Volví a ver Veronika Voss después de muchos años de ausencia de Fassbinder en mi vida. Más allá de que hablemos o no hablemos del supuesto Nuevo cine alemán, Fassbinder es un director de melodramas totalmente sanguíneo, y es lo único que importa. Y Ozu se repitió en la Lugones, y siempre es bueno reencontrarlo porque nos enseña a vivir, que es muy importante.
UNA EXPERIENCIA EN EL CINE
Mochila de Plomo (Darío Mascambroni)
Una sorpresa que me llevé en el BAFICI. Mochila de Plomo es un relato simple de un intento de venganza, pero por un chico de 12 años. También puede pensarse como una especie de western cordobés infantil, pero sin ningún tipo de adorno. Una película que trata de llevar a su personaje a un entendimiento nada racional, pero certero y amargo, sobre el mundo de los adultos. Es una buena experiencia en el cine porque en el BAFICI puede pasar todo lo contrario, y en este caso me metí a la película sin saber nada, sin expectativas, con la mente en blanco.
UN FOTOGRAMA
The Ritual (David Bruckner)
Elegir un fotograma, al igual que con la música, es poner el foco en elementos extraídos del sentido total. Es intentar aislar elementos que tal vez no deberían aislarse. Por eso, ya que estamos separando, tenemos que hablar de elementos plásticos y recursos puntuales. En The Ritual hay un interés real por usar la puesta en escena como un elemento creador, en este caso particular, con la deformación de la realidad tangible del universo del relato. El terror siempre fue un género avanzado en esa materia, en tomar esa parte del cine que es fantástica por naturaleza y trabajarla para producir algo nuevo y terrible. Miro un plano como este y pienso que es muy valioso poder seguir haciendo lo que hacía Wes Craven con las pesadillas de Freddy y el uso del espacio y los escenarios. Acá en The Ritual tenemos el recuerdo de un hecho trágico en un supermercado totalmente mezclado en el bosque donde se da la pesadilla. Las luces de tubo se encienden una por una y revelan una dimensión espacial extraña inmiscuida entre la tierra y vegetación del lugar. El cine de terror es creativo cuando crea, no cuando se la da de sofisticado.
UN TOP 10
10. Bodied (Joseph Kahn), 9. The Clovehitch Killer (Duncan Skiles), 8. The Night Eats the World (Dominique Rocher), 7. Upgrade (Leigh Whannell), 6. Misión: Imposible – Repercusión (Christopher McQuarrie), 5. Grass (Hong Sang-soo), 4. 15:17 Tren a Paris (Clint Eastwood), 3. Mochila de plomo (Darío Mascambroni), 2. A Quiet Place (John Krasinski), 1. Downsizing (Alexander Payne)
Y un par de buenas películas que vi después de haber hecho el top 10:
Lazzaro Felice (Alice Rohwacher), The Ritual (David Bruckner), One Cut of the Dead (Shin’ichiro Ueda)
Quería ver y me perdí
Hotel by the River (Hong Sang-soo), Ash is Purest White (Jia Zhangke), Dragged Across Concrete (S. Craig Zahler), Suspiria (Luca Guadagnino), Anna and the Apocalypse (John McPhail), Overlord (Julius Avery), Le livre d’image (Jean-Luc Godard), Burning (Lee Chang-dong)
Lo peor del año
El refinamiento kubrickiano del terror corpo-sofisticado de Hereditary (aunque la decapitación del principio fue muy buena), Spike Lee mostrando que todos los problemas del mundo son por culpa de Griffith (aunque Adam Driver siempre está bien), la película esa horrible sobre las aventuras de Godard siendo un forro, la película esa horrible y nostálgica del monstruo ese feo del agua que no te enamora (solo te da asco y ganas de que ganen los malos), el final de Cam (que destruye en 5 minutos una película que podía ser genial), el ejército de nerds en relación de dependencia de Spielberg, la película esa mala de los tres carteles que todo el mundo por suerte ya se olvidó que existía, y Halloween 11 dirigida por un indie sin miedo y su certificado de que John Carpenter recibió dinero por ella (bien por John).
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