martes, 8 de diciembre de 2020
Hawks, las mujeres y un gag
lunes, 7 de diciembre de 2020
Auto-ciclo de Rossellini (Parte 2)
domingo, 1 de noviembre de 2020
Diario de películas (10): Godzilla
sábado, 24 de octubre de 2020
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sábado, 3 de octubre de 2020
The Woman Who Ran
A pesar de ser un nuevo juego de desplazamientos formales y repeticiones variadas, en la más reciente película de Hong Sang-soo hay una sola frase que se repite casi sin modificación alguna a lo largo de los tres momentos que se delimitan. El personaje interpretado por Kim Min-hee se encuentra con otras tres mujeres durante la ausencia de su marido y le cuenta a cada una de ellas que es la primera vez que se aleja de él en cinco años y que, además, este suele decir que las personas que se aman deberían estar siempre juntas. El resto de los puntos en común son más estructurales, por ejemplo la presencia de los hombres de espalda, o las cámaras de seguridad, pero el marido de Kim termina gravitando los tres pequeños relatos como el fuera de campo principal. Esto sucede de dos maneras. La primera es interna a la historia, donde el marido es ese “tipo común”, traductor de novelas y libros de historia, con el que el personaje se casó. La segunda es externa, y el marido es inevitablemente Hong Sang-soo, porque desde hace ya varios años se viene haciendo progresivamente más difícil ver sus películas sin pensar en su intimidad. El cine de Hong se volvió obligatoriamente personal.
Hace cinco años fue también el estreno de Right Now Wrong Then, posiblemente su mejor película y la primera colaboración entre el director y la actriz. Ese fue el comienzo de una seguidilla, luego del supuesto escándalo de infidelidad: Hong inició un romance con la actriz luego del rodaje y se terminó separando de la mujer con la que vivía desde su juventud. Eso, que parece un calco de mucho de lo que pasaba en la película misma, fue totalmente absorbido por su cine. De 2016 en adelante Kim Min-hee protagonizó todas las películas de Hong Sang-soo, siendo The Woman Who Ran la séptima. Obviamente la connotación es esa ya conocida por todos, la del artista con su “musa”, repetida tantas veces a lo largo de la historia del cine. Para Hong esto es así de claro desde la propia historia de Right Now… y ese final en el que el amor construido entre los personajes pasa a tomar forma en cine. “De ahora en adelante veré todas tus películas” decía ella. Así el personaje director armaba a su musa-espectadora, que podía ser testigo de sus miserias y su alma rota, al mismo tiempo en el que Hong convertía a la actriz en su musa-personaje (y rompía a esa especie de “cuento moral” que se desarrollaba en el film). En eso siempre se notó algo de cinismo, como en esas entrevistas a Jean-Luc Godard en las que este admite jocosamente que estaba con Anna Karina porque le gustaba repetir el esquema de Orson Welles con Rita Hayworth.
En las siguientes dos visitas de Kim las ideas se empiezan a repetir, así como también hay variaciones en el espacio (pasamos de las afueras de la ciudad a un plano más urbano), y en los elementos que están dentro y fuera de las cámaras de seguridad (donde también aparece una variación entre el concepto de vigilancia y la sala de cine del final). Los tres mundos de la película son de mujeres, pero hay un umbral sobre el que se posan los hombres. Ellas construyen mantos de seguridad. Los hombres aparecen casi siempre de espaldas, tratando de entrar al fuerte, y siempre terminan derrotados. El sentimiento está cargado de melancolía porque la mirada no deja de ser la de un hombre ignorante, uno que lamenta no conocer a las mujeres y que está inmerso en un esfuerzo constante de entender su punto de vista. Pero este sólo puede ser resultado del juego de desplazamientos narrativos y repeticiones formales. Lo que hay detrás es vacío e inseguridad, como si Hong mismo se hubiese dado cuenta y admitiera que esa seguidilla de seis películas protagonizadas por su propia pareja fueron sólo los restos cada vez más pequeños y difusos de eso que alguna vez fue una pasión desenfrenada.
domingo, 20 de septiembre de 2020
Auto-ciclo de Rossellini (Parte 1)
Roma ciudad abierta (1945) |
Alemania Año Cero (1948) |
miércoles, 9 de septiembre de 2020
Diario de películas (9): Linda Darnell
Siempre me sorprende la cantidad de historias oscuras que hay alrededor de las estrellas de Hollywood. Hay muchísimas, y también una gran cantidad de personas que indagan sobre ellas con una avidez glamorosamente morbosa. Esa siempre fue una posible entrada al mundo del cine clásico, un cierto deleite por vincular el espectáculo con su posible suciedad de fondo. Nunca fue mi caso, que empecé a ver estas películas pensando en directores como guía, lo que hace más difícil encontrarse o interesarse por otra cosa que el manejo de la puesta en escena. Pero cuando uno conectar lo racional con el verdadero disfrute uno empieza a realmente creer: en la historia de una película, y en la verdad que una película revela. Junto con eso, ese mundo del relato se hace más palpable, más habitable, y en él, están las estrellas, con toda su gloria y miseria. Me voy a permitir indagar un poco en aquel morbo, pero solamente porque es una historia que me dio mucha curiosidad.
Star Dust (Walter Lang, 1940)
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Su nombre verdadero era Moneta Darnell y su carrera comenzó demasiado temprano. Como era costumbre, su nombre fue cambiado al de Linda para que tenga una mejor resonancia. A los 14 años ya mentía sobre su edad para poder obtener algún rol, más que nada por la presión de su madre, que desde pequeña le fijó ese destino. Moneta era admiradora de Tyrone Power, junto al que luego llegaría a protagonizar cuatro películas, pero ya de entrada había algo disonante. Tenía un cuerpo muy desarrollado para su edad. Cuando Zanuck se enteró lo joven que era suspendió todo contrato hasta los 16 años. Lo más curioso de todo es que además tenía algún tipo de desorden hormonal. De acuerdo a sus biógrafos (que a veces manejan demasiada información) Darnell tuvo su primera menstruación a los 18 años, edad en la que también descubre que es incapaz de tener hijos. Para ese entonces ya había protagonizado varias películas, en su mayoría comedias, en roles siempre alegres y luminosos. En los estudios se la llamaba "la chica de la cara perfecta". Mucho de esto se refleja en la película Star Dust (1940), parcialmente basada en su propio ascenso al estrellato, obviamente sin los detalles más privados.
Day-Time Wife (Gregory Ratoff, 1939) |
Más adelante, cuando se casa en secreto con un director de fotografía de 41 años causa un revuelo, porque se supone que esto daña a la imagen que sus papeles le fueron construyendo. Durante algunos años le dan papeles poco relevantes, hasta llegó a hacer de india (con el rostro oscurecido) en Buffalo Bill (1944), un western progresista de William Wellman, donde su personaje atraviesa el metraje de la película casi circunstancialmente, hasta morir en una batalla media hora antes del final, para no volver a ser mencionada.
No se trata de sacar a la luz la posible intromisión de los jefes de estudio en la vida privada de Darnell, sino de notar cómo los productores, en ese contexto, se terminaron apropiando del "escándalo" para reencausar su carrera. Ahí hay algo interesante: a partir de 1944, Linda Darnell es reinventada y se convierte en una de las femme fatales más importantes de Hollywood. Por algún motivo tiene sentido que "la chica de la cara perfecta" que ahora llena las noticias de entretenimiento con escándalos sexuales pase a convertirse en una ideal chica mala. ¿Tendrá sentido, a su vez, la imposibilidad de concebir? En una especie de doble dimensión, Darnell logró cumplir un sueño tanto de espectadora (junto a Power) como de estrella, pero con la perspectiva de contrucción familiar completamente vetada.
Fallen Angel (Otto Preminger, 1945) |
No es lo mismo entonces lo que hace en Star Dust que lo que hace en Hangover Square (1945), pero lo que hace en Hangover Square trae consigo, tal vez, el recuerdo de lo que hizo en Star Dust. En ese thriller dirigido por John Brahm ya se ve el típico papel de Linda Darnell, una mujer por la que los hombres se desviven, o en el caso del protagonista de este film, se vuelve literalmente loco. Pero hay algo diferente con otras famosas femme fatales, y es el hecho de haber venido de una carrera y un estrellato tipificado en otro lugar. Esa dualidad va a estar presente en varias de las películas de esos años. Sus papeles adquieren también esa personalidad en películas que no son estrictamente noirs, como el melodrama Summer Storm (1944) de Douglas Sirk. La mejor de todas ellas probablemente sea Fallen Angel (1945) de Otto Preminger, donde incluso logra casi desplazar por completo a Alice Faye, la verdadera protagonista femenina de la película. En todos los casos Darnell es una chica formada desde abajo, que se va "arruinando" a medida que asciende, tomando un lugar de gold digger.
Darnell estuvo en varias películas geniales. En 1946 interpreta a Chihuahua, una bailarina de saloon, en una obra maestra de John Ford, My Darling Clementine. En 1948 se vuelve el centro de la trama de Unfaithfully Yours, donde se aprovecha su papel estrella para convertirla en objeto de sospecha de infidelidad. Durante las fantasías de su marido Darnell parece tener la oportunidad de encarnar aquellos papeles y sus múltiples resoluciones.
A Letter to Three Wives (Joseph L. Mankiewicz, 1949) |
Pero en lo que a ella concierne, su mejor papel lo tuvo en A Letter to Three Wives un año después. Como decía anteriormente, su parte en el grupo de tres mujeres termina siendo la más importante y la que ordena al resto de la película. Para su marido, ella lo odia y lo está usando por su dinero. Para ella, su marido la odia y la está usando como a un objeto de decoración. Piensan así porque eso es lo que se dicen, porque ninguno de los dos se anima a confesar su amor por el otro.
Por momentos se comporta como si fuera la femme fatale de su propio marido, algo que me retrotrajo al personaje de Gloria Grahame en Cautivos del Mal de Minnelli, que tiene uno de los besos que más suelo recordar. Es un momento en el que Grahame, a punto de besar a su esposo (guionista de cine) amaga, retrocede, hace una especie de giro de gracia, y vuelve a acercarse para rematarlo. Esto siempre se presta a algún tipo de desenlace amargo o terrible, porque hay una cuota de objetivación. En la película de Mankiewicz es el hecho de que Darnell asume que así es como la concibe su marido, aunque su destino no sea fatal como el de Grahame. Contrariamente, la pareja que la película arma, donde todo parece conducido por fantasmal personaje de Addie Ross, llega a mejor puerto.
Aún así, son pocos los casos donde su destino no es trágico. De todas las películas que estuve viendo, Linda Darnell muere en cinco, una tendencia que probablemente vaya de la mano con el carácter que fueron adquiriendo sus papeles. Es un caso particular de fuera de campo, porque siempre podemos decir que cada estrella trae consigo su trabajo anterior, y el de Darnell parece tener un camino similar al de esta última serie de personajes. La Linda Darnell alegre y jovial, de comedias de enredos como Day-Time Wife o Rise and Shine queda en una especie de burbuja anterior, pero de la que se pueden extraer elementos que funcionan perfectamente si lo que se necesita es que el personaje vaya en caida.
Darnell junto a Joseph L. Mankiewicz |
sábado, 29 de agosto de 2020
Diario de películas (8)
jueves, 27 de agosto de 2020
Diario de películas (7)
Nasha Natasha (Martín Sastre, 2020)
La subieron a Netflix y los argentinos estallamos en otro de esos arrebatos de fervor por nuestras menciones en el exterior. Además, le arrebatamos a Natalia Oreiro a los uruguayos por un rato, aunque la película sea uruguaya y la presente a ella como uruguaya. La pregunta que me planteaba cuando empecé a verla era si íbamos a poder entender algo acerca del fenómeno de Natalia Oreiro en Rusia, dado a que las imágenes que la película documenta despiertan una inquietud enorme, y por momentos parecen venir del mundo de lo fantástico. El recorrido termina siendo algo errático, con sus disruptivos momentos de solemnidad que recuerdan al episodio 3 de La Flor pero menos luminosos -todo lo ruso se presenta en su estética cristalizada de lo frio y depresivo-, los carteles con definiciones, y los comentarios de sus familiares que afirman el poder cautivador de Natalia con las mismas palabras con las que naturalmente cualquier padre o madre hablaría de cualquiera de sus hijos (esta es la mejor explicación que la película encuentra). En mi caso, el sentimiento final es el de una fugaz alegría por lo bien que le va a Natalia, así que tampoco me puedo enojar, bien por ella.
domingo, 9 de agosto de 2020
Diario de películas (6)
jueves, 6 de agosto de 2020
domingo, 19 de julio de 2020
sábado, 18 de julio de 2020
Ford y Hawks
El western de Ford inventa, cada vez, al western.
El western de Hawks pertenece a un mundo donde el western existe como género.
Cada western de Ford justifica la existencia del western.
Cada western de Hawks justifica la existencia del cine.
jueves, 9 de julio de 2020
miércoles, 8 de julio de 2020
lunes, 6 de julio de 2020
domingo, 21 de junio de 2020
martes, 16 de junio de 2020
jueves, 11 de junio de 2020
jueves, 4 de junio de 2020
martes, 2 de junio de 2020
sábado, 30 de mayo de 2020
The Lonedale Operator
Uno de los cortos de Griffith del período anterior a El nacimiento de una nación, esos en los que se puede ver que estaba todo ya hecho.
jueves, 28 de mayo de 2020
Pasión de los fuertes
John Ford, 1946
My Darling Clementine fue traducida al español como Pasión de los fuertes y no me parece un título nada desatinado, además del hecho de que el original parece vincularse mucho más a la canción que al personaje de Cathy Downs. En la película hay una disputa constante entre los personajes de Henry Fonda y Victor Mature.
martes, 26 de mayo de 2020
lunes, 25 de mayo de 2020
Los puentes de Madison
Clint Eastwood, 1995
Además de que es hermosa por donde se la mire, y de que no puedo creer como llegué tardísimo a verla por primera vez, la película entera está repleta de situaciones donde la puesta en escena revela la presencia de un genio. Voy a hablar de dos cosas:
sábado, 23 de mayo de 2020
El rock de la cárcel
viernes, 22 de mayo de 2020
Asesinato en el ascensor
lunes, 4 de mayo de 2020
Andre De Toth
Estuve mirando películas de Andre De Toth. Además de una notoria mezcla entre los mundos del western y del noir, me atrajo una cierta manera de ver algunos conflictos. En el mundo de De Toth hay círculos de hombres llevando adelante batallas, y mujeres que parecen estar detrás, muchas veces sin un lugar activo, pero siempre con una subjetividad marcada. Muchas de estas películas toman verdadero cuerpo cuando entendemos el peso de los personajes femeninos, y hasta a veces estos círculos masculinos giran en torno a ellas.
sábado, 2 de mayo de 2020
sábado, 25 de abril de 2020
Motín en la cárcel
Ayer vi por primera vez Riot in Cell Block 11 de Don Siegel, y al terminar la película me entero que hay un motín en la cárcel de Devoto. El golpe de realidad es tan tremendo como la coincidencia. La película de Siegel está filmada en la prisión de Folsom y genera una sensación de realidad que hace a uno olvidar que es de bajo presupuesto. Las secuencias de caos en el patio, la llegada de los camiones policiales, o incluso los métodos de represión coordinados para separar a la muchedumbre en grupos son espectaculares por su claridad.