jueves, 12 de mayo de 2022

La continuación de una gran amistad

The Exorcist III (William Peter Blatty, 1990)

Durante todo el comienzo de El Exorcista III el dúo del Padre Dyer y el teniente Kinderman tiene una gracia impecable. En la novela original de El Exorcista, Blatty terminaba con ellos dos citando directamente la famosa frase final de Humphrey Bogart en Casablanca. Friedkin se la había ahorrado, probablemente porque en la película esa connotación ya era totalmente visible sin la frase, con los personajes cruzando la calle juntos luego haber entrado en un código común y hasta humorístico. En El Exorcista III todas las escenas de Dyer y Kinderman juntos son la continuación de esa "gran amistad".

Es efectivamente una gran amistad y está llena de amor. Cada aniversario de la muerte del Padre Karras van juntos al cine a ver Qué Bello es Vivir, y cada uno está convencido de que lo hace para animar la depresión del otro. Dyer dice haber visto la película 47 veces, de más estaría decir que es por una necesidad de fe. El trabajo del Diablo consiste en, entre otras cosas, arruinar eso.

miércoles, 11 de mayo de 2022

Diario de películas (13): De superhéroes


Doctor Strange in the Multiverse of Madness (Sam Raimi, 2022)

En un momento la película pasa a ser sobre una posesión demoníaca persiguiendo a los personajes, y hasta Strange encarna en un cadaver para rodearse de una especie de "ejército de las tinieblas", entonces se vuelve buena.

Por otro lado, no entiendo ni una sola cosa de la que hablan los superhéroes. Tienen una burocracia del heroismo demasiado grande, es hasta repelente.

Que la chica que hay que salvar se llame "America Chavez" no estoy seguro si es algo extremadamente burdo y grasa o algo genial. Lo de America es casi obvio, y la simbología podría funcionar tranquilamente sin el nombre. Lo de Chavez es un misterio.

The Batman (Matt Reeves, 2022)

Me cuesta cuando en las películas de Batman se cae en mostrar a los ciudadanos de Gotham como unos pelotudos influenciables. Es un borde fino, porque al intentar plantear héroes oscuros o salvadores desde la penumbra te puede salir glorioso como en John Ford o insultante como en la tercera Batman de Nolan. El Joker de Todd Philips se metió en esta cuestión de la influencia destructiva llevada a la anarquía y la hizo tema. Bien o mal para Joker, al menos no se obviaba al cerebro de la gente en cálculos fáciles de estímulo-respuesta. La historia de la película casi que giraba totalmente entorno a estas ideas. Ahora la Batman de Matt Reeves continua esto que empezó Joker. Eso que para el Joker era bello en su anarquía, acá parece tratar de ordenarse positivamente.

Lo bueno de esta Batman es que nos muestra que es muy fácil pensar que toda influencia populista puede devenir en el mal, pero que es más difícil (y lindo cuando se logra) plantear que la influencia sobre el pueblo puede tener igual magnitud y ser heroica. Esos planos de Batman entendiendo que la gente lo sigue, sí, son horrendos en su configuración visual alegórica con la bengala pero decantan lo que necesitan decantar. Las imágenes de personas tendiéndole su mano a otras nunca van a dejar de funcionar.

Hay una simetría muy marcada en relación a una de las películas anteriores de Reeves, Dawn of the Planet of the Apes, cuando Batman esta colgado, a punto de caer. El diálogo entre ambas películas es productivo, en la anterior, eran los simios Cesar y Koba, el primero criado con el amor y la calidez de una familia humana, el segundo maltratado y torturado en experimentos de laboratorio. Entre Batman y el villano que interpreta Paul Dano hay una diferencia con distancias parecidas, pero en términos de clase.

jueves, 5 de mayo de 2022

The Northman

Robert Eggers, 2022

Había comentado en su momento que el cine de Eggers armaba caminos hacia donde nadie quiere ir. De eso hacía su especialidad en The Lighthouse, y en The Northman se repite algo de la desintegración masculina llevada hacia lo podrido. En esta nueva entrega va hacia el desmembramiento. La batalla final me recuerda a algo que suele hacer Takashi Miike, ahora se me vienen a la cabeza películas como Dead or Alive, más recientemente 13 Asesinos o Yakuza Apocalypse. Esa imagen de dos tipos cansados agotando toda su fuerza en los últimos manotazos de agresión, empatados en su cansancio. En Eggers se siente distinto, es algo que por la trama promete una gran tragedia, repleta de destinos fijados, honor y sangre Real, pero pasa a ser un regodeo sobre lo agotado, como si estuviéramos ya convencidos de entrada que estos tipos que sienten asco por la menstruación de Anya Taylor Joy están yendo más a su deterioro que a su destino. Creo que por eso el entramado trágico de la película no duele. Duele más lo visual que su implicancia. Y si bien Nicole Kidman y lo que su personaje revela tienen con qué producir dolor, la cuestión parece pasar más por el imaginario pagano y la estética de los bárbaros haciendo estragos. The Northman produce ganas de escuchar un disco de Burzum, pero en Spotify.