domingo, 24 de enero de 2021

Truman y Neil

Un efecto adverso y tal vez inevitable que pueden producir algunos clásicos es la sobresimplifación de su lectura. Esto no es peligroso en la medida que se desprende de una batalla ya ganada, dado a que los clásicos apuntan a símbolos depurados de todo adorno, a ideas y arquetipos cuya grandeza también reside en lo simple de su sentido. El efecto adverso quizas sea entonces la lectura plana o inflada de esa sana tendencia a la simplificación. The Truman Show todavía forma parte del día a día cultural por todas sus alusiones al advenimiento del reality, muy característico de esos años en tanto novedad. El saludo característico de Truman, los gags sobre el uso de las publicidades en el programa y otro tipo de pequeños ganchos se convirtieron con los años en pequeñas fórmulas entendidas por más o menos todo el mundo y con sentidos ya incorporados, de un conocimiento también incorporado. Revisitar la película nos deja expuestos, si no estamos atentos, a la admiración repetitiva de esos elementos como fórmula. Afortunadamente cada visionado se puede nutrir de perspectivas nuevas. Este texto va a intentar proponer un camino para eso, tratando de no dejar de aludir, sino más bien acentuar, al carácter universal de la película más allá de sus posibles signos conyunturales que ya todos asimilamos con éxito.