domingo, 19 de septiembre de 2021

El corazón del drama

Cry Macho / Clint Eastwood, 2021

Ya escribí en varias ocasiones, por diferentes motivos, sobre el tema de la transparencia en el cine. A veces uno puede tratar de entender cómo es que eso funciona, cuáles son los tipos de pactos que ocurren entre el espectador de cine y el mundo que se le presenta como completo y real. Obviamente está cada director sosteniendo su idea o necesidad de transparecia a su propia manera, porque clásicos hubo y muchos. Pero hay un punto donde se vuelve necesario ahondar, para no quedarnos en las cuestiones técnicas, y la más reciente porción de la filmografía de Clint Eastwood nos lo permite. El grado de economía narrativa y de guión llega, en películas como Cry Macho, a valores absolutos, y lo que sale de esa depuración es la revelación de un centro que todo lo sostiene, un núcleo imposible de delimitar por el despliegue narrativo de los conflictos, porque todo conflicto pasa a ser subordinado a él. Es el corazón del drama.

No es que Eastwood reniegue del conflicto, que es parte inseparable del cine narrativo. Él sabe que así se pone en marcha todo el asunto. Sin embargo, por algun motivo, todos los conflictos de peripecias en Cry Macho parecen desvanecerse a pocos minutos de comenzar. Cada vez que pasa algo que corrompe la continuidad de la misión, algo se moviliza, algo sale de los personajes, y tal como el conflicto llegó, el conflicto se va, y los personajes continúan avanzando, transformándose. Aurelio, el matón que busca a Rafo llega, arma un problema, y el problema se resuelve. Dos veces. Los policías que les revisan el auto también. Luego de la primera noche en el pueblo, si el auto estaba roto, -un dato que Rafo descubre de casualidad al agacharse- pues habrá que ir buscar otro, y en el pueblo aparece el vendedor de caballos. Así funciona la mecánica de Cry Macho. Si aparecen tensiones narrativas estas llevan a los personajes a donde tienen que estar. ¿Por qué tienen que estar donde tienen que estar? La respuesta a esa pregunta no va a salir de lo que suceda puntualmente durante los momentos conflictivos, porque ya su formulación viene con algo acabado y definitivo. Ir hacia más atrás es lidiar con algo que es un misterio. ¿Por qué tenemos la certeza de que están donde tienen que estar? Y como la cuestión dejó, hace rato, de pasar por las posibles maneras que los protagonistas tengan de alejarse de Aurelio, por decir uno de los puntos conflictivos, estos mismos se reducen al grado más elemental posible. Eastwood despeja los posibles desvíos como si fueran distracciones y apunta a lo que viene. Rafo se enoja con Mike, está por huir, entonces llega Aurelio y los obliga a salir de esa juntos. Y siguen, porque tenían que seguir.

Esta forma de contar aparece también en las relaciones. Marta se enamora de Mike y tiene sus motivos. Como dice en otro momento: "ya decidí, ya decidí." Y lo que vemos entonces, simplemente sucede. No aparece el momento donde Mike hace algo que le atrae a Marta. Esa explicación no interesa. ¿Por qué nos atreveríamos a cuestionarlo? Y Mike se enamora de ella y del pueblo, que se muestra como un pequeño paraíso, y también tiene sus motivos. Apenas sabemos algo del pasado de cada uno, y es suficiente, las decisiones ya fueron tomadas. Tal vez un orden superior encausó a los hechos para que las cosas se den así, en la que parece ser la película más religiosa de Clint Eastwood hasta la fecha: que Mike llegue a Marta, que justo sepa algo de lenguaje de señas, que ella sea abuela y viuda. Esas vueltas del destino no están para ser cuestionadas. Mike encuentra en ese pequeño pueblo mexicano una forma de organización de la vida donde las cosas fluyen a favor de su propia salvación, y donde además puede tomar el lugar de veterinario o domador de caballos de una manera perfectamente integrada. Es el universo completo pidiéndole que se quede. ¿Es ese el motivo porque el que finalmente lo hace? Posiblemente. ¿Pero existe la escena en Cry Macho donde Mike toma esa decisión en base a un conflicto? Afortunadamente no. Hasta Rafo entiende y asume, sin discusión, cuando le deja al gallo, que ese momento es una despedida. Mike ya decidió volver con Marta. Esa omisión en el guión habla más de la intensidad del amor que de una causalidad débil, porque así es como hace Eastwood para desnudar a las causalidades, revelando su núcleo inaprensible.

Cry Macho termina siendo, a nivel narrativo, una película de viaje, pero a nivel dramático una de destinos. Y su exploración final está en esos lugares. Mike en Mexico y Rafo en Texas, con su padre, que es cierto, lo quiere traer porque lo necesita como palanca en la disputa económica con su ex esposa. También le dice a Mike que eso no es lo único, que quiere realmente vivir con él. Tal vez sea verdad, o no. Pero Mike le dice a Rafo que es un buen hombre. ¿Por qué no creerle? Y Rafo seguramente tendrá conflictos con su padre, pero si de algo estamos seguros es de que tenía que estar allí. Para que una película pueda proceder de esta manera necesita estar reconciliada con lo más profundo que hay en sus personajes, y aceptarlo como tal. Tal vez eso explique por qué cada afirmación, promesa, o incluso duda, traiga consigo tanta sinceridad. Tal es así que cuando Marta se despide de Mike, cada uno habla en su idioma, y sin embargo se entienden a la perfección, y así ella declara: Eres un buen hombre, ¿lo sabes? Espero que lo sepas.

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