martes, 4 de abril de 2023

Diario de películas (12)

Brevísimas de Letterboxd.

I'd Climb the Highest Mountain (Henry King, 1951)

Un muy curioso cambio dentro de las películas de Henry King que vimos en la 4ta Semana de la Cinefilia. El director de La canción de Bernadette hace, ya en los 50s, una película perfectamente ejemplar de la moral protestante. Lo mismo pasa con Love is a Many Splendored Thing. Si tengo que contarle a alguien qué es el protestantismo le diría que mire esta película, de personajes que creen en Papá Noel pero no en Dios.

Anthropophagous (Joe D'Amato, 1980)

La versión más escandalosamente repugnante del mito de Saturno devorando a su hijo. Lo repelente de la imagen de horror caníbal supremo también traspasa a la potente fealdad de la puesta en escena. A mí me parece lógico.

Por otro lado, no me caben dudas de que S. Craig Zahler revisó esta película antes de hacer Bone Tomahawk.

M3GAN (Gerard Johnstone, 2022)

Quería que me guste más realmente pero la protagonista es tan poco querible (deliberadamente, como si ya supiéramos que es la culpable de todo y ahí estuviera la gracia) que ante cada situación sólo me quedaba pensar "y sí, hermana, jodete", con una leve resignación más que interés o temor. Ella toma las peores decisiones una tras otra, y tiene las peores actitudes y reacciones emocionales. La tematización sobre lo tecnológico funciona más como un marco discursivo que como algo que nos involucre realmente. Vemos todo desde afuera, está clarísimo desde la primera secuencia que la película nos habla sabiendo que ya vimos Black Mirror o cosas de ese estilo. En la remake de Chucky, otra producción de Blumhouse/Universal de hace un par de años, todo esto ya estaba y bastante mejor logrado. Si mal no recuerdo en esa película había al menos un personaje querible, o alguno cuyas motivaciones para caer en los vicios tecnológicos del momento podrían ser entendibles. Lo crítico en una película funciona cuando también podemos formar parte del problema, si no, no sólo es casi trampa, termina pasando también que nos resbalan emocionalmente todos los personajes.

Out for Justice (John Flynn, 1991)

La fina línea que separa al policía del mafioso (en el mejor sentido de la palabra) podemos decir que existe, y acá se ve, pero no se subraya, como si no interesara marcarla. Gracias a eso el recorrido por el barrio, por toda su luz y toda su oscuridad, goza de perfecta naturalidad. En Flynn hay sinceridad y convicción.

"Mientras que a ojos de un extraño todas las calles eran iguales todos sabíamos dónde terminaba nuestro barrio. Después de ese punto cualquier persona era un extraño."

Running Out of Time (Johnnie To, 1999)

Johnnie To no hace policiales con comedia. Lo que hace es mucho más complicado: logra que el policial sea naturalmente gracioso. Los vericuetos de la trama de esta película no interesan en lo más mínimo, y termina importando más cómo todos esos idas y vueltas entablan una amistad casi a nivel amoroso-relacional entre estos dos hombres.

Aftersun (Charlotte Wells, 2022)

Podría ser un summum de todas las cosas que hacen a "lo intimista", con todas las decisiones de puesta enfocadas en traducir subjetividad. La inmensa cantidad de planos de reflejos reitera el procedimiento y subraya el camino de la película hacia una incertidumbre que se adivina de entrada, como si también se nos pidiera que disfrutemos del no saber. Aún así el conflicto del padre nunca encuentra peso, su depresión podría ser la de cualquiera, y la película parece encontrar su gracia en esa indeterminación. Su momento más emotivo le debe casi todo al tema musical que elige sabiamente.

Vengeance (B.J. Novak, 2022)

La película parece muy convencida de lograr un punto medio entre todos los temas calientes y divisorios de Estados Unidos, su director-actor sería entonces bastante homologable al personaje que interpreta, sorteando todos los obstáculos ingeniosamente para salir bien parado. Más allá de toda esa cosa declamatoria de ideas el climax es efectivo en su propósito, podría prescindir de las 50 páginas de diálogo de Ashton Kutcher y estaría bien igual.

Armageddon Time (James Gray, 2022)

Impresionante que tenga casi de calco la misma estructura de Two Lovers y al mismo tiempo pueda sentirse como una película completamente distinta. Por momentos tiene mucha obviedad ideológica pero te hace tan parte de todo que nunca parece joda. Y ya se siente raro ver una película en el pasado que no se cuelga mostrando cajas de cereales y objetos por doquier.

Argentina, 1985 (Santiago Mitre, 2022)

Mitre encontró la película que mejor le calza. Su Strassera es un recipiente apto para toda ideología, equidistante de todas. En esa corrección de lo indeterminado intenta emprender su única épica posible: el acto retórico de conquistar fachos con elegancia democrática.

The Florida Project (Sean Baker, 2017)

No me convencen del todo los finales de Sean Baker, puntualmente las últimas dos. Son situaciones explícitamente "falsas", cierto, no piden ser creídas, pero a su vez tratan de pisar la angustia en lugar de dejarla aflorar. Es como si nos quisieran cuidar de algo, pero ya tarde.

Porque bancamos la escena del pedófilo caminando cerca de los nenes, y hasta la podemos juzgarla osada. Lo que no toleramos ver desde que existe el cine es a una nena llorando en primer plano. Cuando las cosas escalan empieza a doler. Estos finales son como una pastilla.

Leave her to Heaven (John M. Stahl, 1945)

Impresionante. Díficil de entender cómo una película hecha en un technicolor tan precioso pueda tener tanta oscuridad. Y aunque sea un melodrama Vincent Price interpreta a uno de sus personajes más siniestros, durante toda la escena del juicio se convierte en un inquisidor totalmente demoníaco, que literalmente traduce cada suceso de la trama a su versión más fría y desalmada.

Apollo 10½: A Space Age Childhood (Richard Linklater, 2022)

No soy muy amigo del cine de Linklater pero a diferencia de PTA sabe admitir que ese mismo tipo de nostalgia es en realidad gratis. Lo prueba en Apollo 10 1/2, cuya historia se demora ad infinitum y la película es solo un largo y deliberado recreo, como en Everybody Wants Some.

Además la negación de la realidad histórica tiene explícita la cuota de fantasía. Hay un chiste formalista muy bueno, cuando el de la NASA le muestra al chico las "fotos" del campamento al que no fue ni irá. Ahí la rotoscopía juega a favor. Esa escena es el pacto con la película.

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