Vi MS Slavic 7, la última película de la directora canadiense Sofia Bohdanowicz. De ella había visto el corto Veslemøy’s Song (2018) en la presentación del segundo número de La vida útil. Bohdanowicz repite y expande a largometraje el carácter arqueológico en tono melancólico que ya había en ese breve corto, incluyendo a la misma actriz que vendría ser una especie de avatar suyo. La investigación es siempre algo personal y autobiográfico, pero también tiene la intención de poner en tela de juicio a una burocracia del conocimiento y la conservación bastante hostil. En esta última termina encontrando a una suerte de villano museístico en el empleado de la biblioteca de Harvard, que por algun extraño motivo lee un libro sobre Jean-Pierre Melville segundos antes de coartar cada posibilidad de libertad en la investigación de la protagonista. A Bohdanowicz esto parece producirle mucha angustia, pero a la vez también reconoce ahí a un juego infantil que debe terminar. Durante la película se esboza una pequeña relación sexual, que es una versión degradada de la relación amorosa que aparece en las preciadas cartas de su abuela.
Veslemøy’s Song |
Por momentos se siente como si el juego de la investigación le produjera culpa, y como si las aspiraciones de libertad (con alegorías de aves) y las frustraciones burocráticas fueran simplemente las partes de una aventura trunca, que termina produciendo, por el contrario, muchas ganas de escribir notas en lápiz sobre cuadernos, recordar cómo era nuestra letra cursiva y sentir la textura de los papeles. Bohdanowicz parece ser muy cercana a una cinefilia que dejó a los conflictos y a las decisiones para dedicarse a los objetos, y que por ende hace del cine también un objeto. En otro cortometraje suyo, The Hardest Working Cat in Showbiz (2020), basado en un texto de Dan Sallitt sobre el gato de Breakfast at Tiffany's, se vuelve explícito ese carácter cinéfilo obsesionado con la arqueología y la excavación, una mirada sobre el cine clásico deliberadamente esquiva de la narración y contradictoriamente museística, incluyendo a la angustia por la trabajosa burocracia que, intuyo ahora, debe parecerles excitante sortear. El título MS Slavic 7 viene del nombre de la carpeta de archivos de la biblioteca en la que se guardan las cartas. Esto me hace pensar que la épica parece destinada a convertirse en una aventura de archivos y cajones, de la misma manera que una relación amorosa expresada de manera epistolar deviene en un polvo elipsado entre dos personas que no se van a ver nunca más.
Fourteen |
Las dos películas de ficción que vi de Dan Sallitt me parecieron mucho más interesantes que su estudio de los gatos del cine clásico norteamericano. Si bien The Unspeakable Act (2012) le entrega demasiado de su narración a resoluciones psicoanalíticas, no deja de ser palpable y terrible el proceso por el que pasa su protagonista. Aunque proceso no es una palabra que me guste demasiado. La frialdad de todo lo que pasa en la película me hace pensar que también tiene que ver con lo psicoanalítico. En el cine los procesos se describen, y las emociones se narran. ¿Será otra forma de arqueología pero de la mente? Aún así, el incesto indecible se vuelve un peso desesperante en el fuera de campo, en una película que aunque sea durísima desde sus planos carga con un tema que inevitablemente nos obliga a creer en sus personajes. Fourteen (2019) parece más liberada, aunque cada tanto juegue a ciertos ejercicios de estudiante de cine, como el extensísimo plano de la espera al tren. En este caso los psicologismos no son necesarios, y las viñetas de la vida de las dos amigas distanciadas van armando una cronología trágica de la relación. De alguna manera Sallitt está trascendiendo a la objetualidad de su película y permite que salgan a la luz aspectos morales de su protagonista, incómodos pero justos.
Cetáceos |
Hacía poco había visto Cetáceos (2017) de Florencia Percia, donde también hay muchas vueltas alrededor de los objetos y las maneras de estudiarlos. El personaje de Elisa Carricajo tiene dudas sobre la continuidad de su carrera de investigadora y parece quedar entre dos posibilidades que también son, de otro modo, amorosas: su actual novio interpretado por Rafael Spregelburd, que es un manifiesto imbécil adicto a frivolidad de los congresos, y el biólogo interpretado por Esteban Bigliardi, un apasionado por los cetáceos con el mismo derroche de pulsiones que tendría un cinéfilo empedernido. El hombre que tiene relaciones con la protagonista de MS Slavic 7 me retrotrajo a este personaje de Bigliardi. Tanto a la joven rastreadora de cartas como a Elisa Carricajo se les iluminan los ojos cuando se encuentran con alguien que solo por su manera de hablar y actuar expresa a todo el asunto de una manera mucho más simple. En definitiva la cosa siempre pasa por algún conflicto, o alguna decisión, como si hubiera una disputa entre formas de mirar y entender a los objetos de estudio. Para Florencia Percia la decisión es clara y se produce una entrega a la ciencia como descubrimiento, en un epílogo algo impostado pero más liberador que los momentos donde la película simula ser una de Martín Rejtman. Para Sofia Bohdanowicz la decisión es más bien una renuncia, tal vez solo limitada a una expresión de tristeza, como las lágrimas de su personaje en Veslemøy’s Song.
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