Peter Chan, 1996
Debo haberla encontrado en alguna de esas listas de mejores películas de Hong Kong y parece que era muy recordada. Sin tener los excesivos formalismos de un Wong Kar-Wai, pero sí contando con Maggie Cheung, Comrades es una película romántica, pero una que depende casi siempre de la geografía. China continental, Hong Kong, Nueva York.
Xiao-jun llega a Hong Kong desde China, para todos es un provinciano vulnerable que habla chino mandarín y que debería aprender cantonés e inglés. Allí conoce a Qiao (Maggie Cheung), que trabaja en un McDonalds y trata de pasar por cosmopolita ocultando su origen también chino. La tía del Xiao-jun, que es dueña de un prostíbulo, tiene una obsesión con William Holden y añora una cita que tuvo en su juventud con el actor cuando este había visitado Hong Kong. Se subrayan las aspiraciones capitalistas, todos quieren encontrar maneras de hacer plata y separarse de la precariedad comunista.
El tema es que para Xiao-jun hay algo que se dejaría atrás, este tiene una novia provinciana a la que le prometió matrimonio. Su plan original en Hong Kong era hacerse de algunos dólares para poder casarse. Xiao-jun y Qiao se hacen amigos pero es claro desde el principio que se enamoran, y lo consuman. Es una esas relaciones que tratan de ser casuales pero tienen constantemente el peso de ser un amor verdadero. Durante la película tratarán de no caer, luego llega la novia de Xiao-jun y la cosa se complica a punto tal que deciden alejarse. Él se casa y ella termina de pareja con un gángster, un personaje muy particular porque la película lo filma como si fuera un laburante más, y además es simpático, tiene sentido del humor. Esas parejas no tienen por qué ser malas, por ende unir a Xiau-jun con Qiao significaría necesariamente, para cada uno, matar algo que tiene valor por sí mismo.
Xiao-jun y Qiao se ven una vez más y no pueden evitar comerse el uno al otro, entonces deciden romper sus otros vínculos. Xiao-jun lo hace aunque le cueste, pero Qiao encuentra a su querido gángster en problemas y no puede evitar acompañarlo. Xiao-jun queda solo, con un paraguas bajo la lluvia. La película se traslada entonces al barrio chino de Nueva York, en lo que parece ser una versión más degradada de las aspiraciones capitalistas de los personajes porque todo parece una porquería. Si antes McDonalds era una cosa querible, ahora nos deberán causar repulsión las hamburguesas que mastican los americanos en plano detalle.
Vi otras dos películas donde Estados Unidos se ve extrañado desde la mirada de personajes que vienen de Oriente. Una es Brother de Takeshi Kitano, la otra -es una coincidencia y no tiene nada que ver- es Brother 2 de Aleksey Balabanov. El efecto es rarísimo, en el caso de Comrades está el barrio chino, donde todo les es cercano, pero por fuera hasta Times Square es un espacio hostil. A la pareja gangster de Qiao lo asesinan, de la nada, unos pandilleros que le quieren robar los cigarrillos, como si fuera un lugar en donde se va a morir. Nueva York podría ser una extremación de todo lo cosmopolita que se ve en Hong Kong. Tanto Xiao-jun como Qiao terminan solos ahí, generándonos la espera de un posible encuentro. Parece como si lo más vital de la película fueran esos momentos que tuvieron juntos en Hong Kong, donde se acompañaban el uno al otro en esa búsqueda de ascenso, un punto intermedio entre la China continental y los Estados Unidos.
En el fondo hay algo de nostalgia por el proceso de transformación, como si se añorara ese momento en donde el deseo por todo lo global parecía tener un sentido y se percibía como el perfecto escape. Ahora a ellos, vagando por Nueva York, les queda recordar a la cantante Teresa Tang, muy popular entre los provincianos. En las noticias se ve que Teresa Tang ha muerto, de la misma manera que real o simbólicamente lo han hecho sus otras parejas. Tambien algunos chinos de Nueva York andan comentando que en los 80's todos querían irse de China, pero que ahora en los 90's les empieza a pasar que quieren volver. Esa melancolía traducida en canción popular recuerda un poco a algunas posteriores películas de Jia Zhangke.
Al final la película propone una trampita que puede caer simpática pero que podría reducir la densidad de lo anterior. Resulta que Qiao llegó a Hong Kong el mismo día que Xiao-jun, hasta se habían quedado dormidos juntos, sin saberlo, en el tren. Ahora sentimos que estaban destinados a encontrarse, pero Comrades es más una película de procesos dolorosos que de un amor romántico. Tal vez esas dos cabezas que se apoyaron entre sí, por error mientras dormían, hayan compartido un sueño. Como símbolo e idea de puesta suena tremendamente grasa, pero la película se trata un poco de eso, desplazado en tres países y a lo largo de diez años de la historia.
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