domingo, 11 de julio de 2021

Sólo los ángeles tienen alas

Simplemente un momento de Sólo los ángeles tienen alas que, como todos los otros momentos, concentra a la película entera. Bonnie se despide de Sparks, otro de los fieles pilotos de Geoff. Todo el diálogo es en susurros tímidos porque en ese mundo, y en todo Hawks, la palabra dice demasiado. La palabra revela una voluntad que puede ser un desborde tremendo, y en Barranca se necesitan personas capaces de contenerse, de permanecer tan firmes ante las emociones como ante el peligro. El universo moral de Hawks vive en el territorio de los actos, pero Sparks, en uno de nobleza, lealtad y amor puro, habla. No sólo dice: repite y sostiene, aunque sea desde el susurro. Es una pequeña excepción, un regalo casi angelical. Al final, cuando Bonnie atraviese esa puerta, ya no se necesitarán las palabras. Es la imagen de un hombre quebrado y el juego con una moneda lo que nos va a revelar que el desborde está ahí, que siempre va a estar. Hay que aprender a vivir con él.


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