sábado, 27 de abril de 2013

Takeshi Unchained

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Sobre Outrage Beyond (Takeshi Kitano, 2012) | Para GrupoKane

Entre 1973 y 1974, Kinji Fukasaku filmó la pentalogía Jingi naki tatakai (Batallas sin Honor o Humanidad), siendo esta la expresión más acabada del género yakuza. En un Japón devastado por la Segunda Guerra Mundial, el orden mafioso surgido de las calles y ascendente a los más grandes estratos del poder se retrataba desde las violentas relaciones entre los clanes, bandas y familias. La violencia era el lenguaje por excelencia de ese cine, donde el género comenzaba a funcionar como un fiel reflejo de las relaciones de sumisión de la estructura de poder japonesa. Dedos cortados, hombres sumisos, agachados en infinitas reverencias, las Batallas sin Honor y Humanidad son un compendio de diferenciaciones específicas de formas de agacharse: reverencia politizada.

La fluctuante filmografía de Kitano se erigió durante ya más de veinte años teniendo al género yakuza como uno de sus pilares, pero su voluntad reflexiva lo llevó a distanciarse cada vez más, volviéndolo autoconsciencia, nostalgia y melancolía. Para luego sumergirse en su propia melancolía como realizador y artista (su famosa trilogía conformada por Takeshis, Gloria al cineasta y Aquiles y la tortuga). Ese ciclo llegó a su fin con una confirmación: la saga Outrage, donde Kitano se reencuentra con una narrativa pura, sin rodeos y vueltas de tuerca, completamente sumergido en el género. ¿Cómo lo ha logrado?

Al final de Outrage Beyond, Kataoka, el policía que conoce las reglas del juego, se prepara para consagrar el nuevo orden. Otomo, interpretado por un impenetrable Beat Takeshi al viejo estilo, comienza su ascenso al poder. Kataoka movió las fichas con destreza, los jóvenes idiotas, posmodernos, inmorales, ya no están cerca de las mesas de reunión, ni de los automóviles negros. El último padrino, vendido y traidor, obtuvo sus merecidas y salvajes cuchilladas en un vulgar local de pachinko. La mesa está puesta. Sólo falta que Otomo se baje del coche negro y llegue al funeral. Pero Otomo está desarmado. Kataoka le da una pistola. Siempre es un problema invocar aquello que no se puede controlar...

La figura del policía Kataoka es un elemento central sobre el cual funciona tanto Outrage como Outrage Beyond. Se trata de un organizador, un centro que ordena al mundo desde una cómoda oscuridad. En un mundo regido por un sistema empresarial, parecería que Otomo está siendo “patrocinado” por Kataoka, aquel que le mueve las piezas, y orienta las miradas hacia él, aunque lo haga embarrándose y cayendo en las bajezas de la nueva yakuza, que operó durante la ausencia del encarcelado Otomo, con sus valores completamente trastornados. Los jóvenes, con sus nuevos peinados y anteojos, se venden por dinero fácilmente. La vieja escuela no se vende por nadie.

De cierta forma podríamos decir que tanto Kataoka como Otomo son Kitano. Pero mejor dicho: el primero es Takeshi Kitano y el segundo es Beat Takeshi... Uno estructura, el otro actúa. Outrage Beyond es una consecuencia violenta y explosiva de aquello que sucede cuando el primero le da las armas al segundo.

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