sábado, 29 de agosto de 2020

Diario de películas (8)


The Tin Star (Anthony Mann, 1957)

Uno de sus grandes westerns, con un Henry Fonda que parece salido de My Darling Clementine pero con más años, experiencia y desilusiones en la vida. El sheriff que se convierte en aprendiz suyo es un genial Anthony Perkins tres años antes de encarnar a Norman Bates. Su carácter de joven sensible y la duda sobre sus capacidades para liderar en el lugar de comisario comulgan a la perfección con el actor. La contraposición entre las formas de ejercer la justicia, en el marco del idealismo de Perkins, advierten que sin dudas la película va a ser una sobre un personaje que va a tener que aprender a matar a un hombre. En los grandes westerns los pasajes de poder nunca están excentos de suciedad y barro.


Stranger on Horseback (Jacques Tourneur, 1955)

Los villanos siempre varían, pero si algo dejó en claro la historia del género es que los más siniestros suelen ser los acaparadores, los grandes ganaderos y los terratenientes. Contra ellos, Joel McCrea y su accionar. A los que critican al género sin tomarse el tiempo de prestarle atención habría que mostrarles esta película, porque está demasiado claro. En el cine clásico la trama nunca es una mera excusa para el estilo (además en Tourneur no suelen haber demasiadas marcas para jugar), y los críticos que se cuelgan mirando al gato del sheriff tampoco ayudan mucho.



Shinjuku Mad (Koji Wakamatsu, 1970)

No la conseguía para volver a verla desde la famosa retrospectiva del BAFICI de hace más de 10 años. Es de las mejores de él, casi perdida en la avalancha de películas que hizo en esos años, que son más alocadas y explícitas. Esta avanza al ritmo de un padre que recorre Tokio tratando de encontrar al asesino de su hijo, sin demasiadas rarezas, pero siempre con la crítica aguda a los movimientos juveniles. En Shinjuku Mad hay japoneses disfrazados de Lennon cantando "hare krishna, hare krishna" sin parar, haciendo de eso la banda sonora de una orgía de vacío, y algunas imagenes que lejos de ser parodia reaccionaria son ideas geniales de puesta, como la pelea en el bar y los jóvenes que bailan adelante para tapar lo que pasa.

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