jueves, 5 de diciembre de 2024

Graveyard of Honor

Kinji Fukasaku, 1975

Todavía más cruda que las Batallas sin honor ni humanidad y con un personaje casi imposible de acompañar. La película plantea constantemente el misterio alrededor de él: cosas que hizo o que no hizo, como si indagara realmente en documentación, fascinada por su existencia e intrigada por las palabras contradictorias de su epitafio. Los episodios de la vida de este yakuza se dan en medio de los años de ocupación norteamericana en Japón y en la época que Fukasaku recuerda como la era del mercado negro, excelente caldo de cultivo de organizaciones criminales. El mundo se ve de esta manera: planos repletos de personas, pasando por adelante y por detrás de los personajes, o dando vueltas alrededor de ellos. Golpes pueden entrar y salir del círculo, y todas las escenas terminan con peleas indescifrables entre mínimo 10 personas. Nuestro personaje se equivoca cada vez que puede, como si encarnara deliberadamente a todas las taras y vicios de los hombres de su tiempo, pero su presencia es magnética, detrás de todo ese cúmulo de actividades ilícitas y violentas hay una verdad, tal vez incluso amor, pero todo hombre duro guarda sus secretos hasta la tumba.

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