
(Ted Fendt, 2016)
Creo que cuando los directores dejan el plano andando algunos segundos más, luego de que los personajes salgan de cuadro, se trata del equivalente fílmico a cuando uno dice "Ah", como cuando uno entiende algo que le dijeron. Es una instancia inconexa, una breve pero presente suspensión de tiempo que nos da lugar a afirmar la visto, para decirle "sí".
Y creo que cuando la puesta en escena evita ostensiblemente la fragmentación (sobre todo el plano y contra plano), se trata del intento de fijar en la película la apariencia fenomenológica de los que hablan. Como cuando la camara enfoca a la chica en la fiesta mientras charla con el protagonista (desencuadrandolo a él). La puesta se corre de la conexión narrativa e inspecciona al sujeto registrado, a ver cómo se ve. La cámara se separa, mira por sí sola. La conversación es secundaria.
Frente a lo secundario y sus apariencias, esta película dice sí, pero con un desinteresado y atractivo "Ah".
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